Descubre por qué la Academia sueca decidió darle el premio Nobel de Literatura a Bob Dylan.
El pasado octubre de 2016, la prestigiosa Academia Sueca dio a conocer una noticia que revolucionaría el mundo de las letras: el cantante estadounidense Bob Dylan sería el primer músico en ganar el Premio Nobel de Literatura.
El mundo no estaba preparado para una sorpresa de ese estilo. Estábamos acostumbrados a ver en los galardonados a los más altos nombres de hombres y mujeres del mundo literario, como Doris Lessing, Patrick Modiano, Orhan Pamuk o Alice Munro: personajes pertenecientes a una esfera puramente intelectual.
Una esfera que desde luego no corresponde a una figura como la de Dylan, como lo expresó Mario Vargas Llosa, (quien ganó el Nobel de Literatura 2010) a una emisora de radio: el magno premio Nobel debería estar destinado a obras estrictamente literarias y de calidad y, en sus propias palabras, “debe ser un premio para escritores y no para cantantes”. Entonces ¿qué motivó a la Academia a decantarse por un género popular?
En un anuncio oficial, la vocera de la Academia anunció que Dylan fue merecedor de tan codiciado laurel por haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la tradición de la canción estadounidense.
Sin embargo, varios críticos apuntan que a pesar de haber sido compuestas para cantar las letras de Bob Dylan deben ser leídas, de la misma manera que nosotros actualmente leemos y disfrutamos los textos que en un principio fueron escritos con el propósito de ser destinados para la literatura oral, como lo es el caso de Homero.
Sería negligente pasar por alto lo que las letras de Bob Dylan han aportado a la sociedad actual.
Hay quienes lo consideran el mejor representante de la música de protesta: el poeta rebelde que tuvo la valentía de decir lo que otros preferían callar durante de la Guerra Fría, como en la letra de la canción Masters of War, escrita en 1963 y en la cual se dirige a los políticos y a los fabricantes de las armas, a quienes les advierte que puede ver “a través de su máscara”: no cree en su doble discurso.
Quizás el hecho de que Bob Dylan haya ganado el premio Nobel viene a recordarnos que el arte, lejos de pertenecer únicamente a un nicho estrecho, se debe encontrar al alcance de todo el mundo, porque ahí es donde se crea: en la cotidianidad y en los rincones más insospechados.
Esto ha sido explicado por diferentes expertos en el mundo de las letras y melodías.
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